jueves, 7 de junio de 2012

Los Doce trabajos de Hércules




Hércules (Heracles) viene a ser el héroe que personifica la fortaleza. Natale Conti nos explica esta visión de Hércules como referente a la fortaleza y gloria de la virtud: Ciertamente ninguna otra cosa que la gloria de la virtud hizo ilustre a Hércules, dominador y destructor de monstruos, ladrones y hombres malvados, quien consiguió entre todos los hombres tanto renombre y gloria cuanto ninguna época podrá nunca destruir, en su honor se instituyeron templos, altares, ceremonias, sacerdotes, cosa que no podrá concederle ni la nobleza de su estirpe ni únicamente la fuerza de su cuerpo ni su enorme poderío sin sabiduría y sin grandeza de ánimo (VII, I).
Hércules proviene de la rama de Perseo, pues su hijo Electrión (El brillante) fuer padre de Alcmena (la fuerte). Júpiter, deseando un hijo que fuera glorioso protector de los hombres y los dioses, bajo a la ciudad de Tebas y adoptando los rasgos de Anfitrión, esposo de Alcmena, se unió a ella en  una larga y prolongada noche según narra Homero en el Himno a Hércules (XV, 1-3) y nos relata Bocaccio (XIII, I) siguiendo a Lactancio (The IX, 424).
Desde su infancia fue amaestrado, como narra Apolodoro (II. 4,9) por importantes maestros como Rodamantis que lo instruyó en la sabiduría y la virtud, Lino que le enseño música y las letras, Eurito a manejar el arco, Autólico a guiar el carro. Anfitrión confió a Hércules a unos pastores  donde el héroe ejercitó su fuerza física. Fernández Heredia considera la educación de Hércules como cuerpo de uno de sus Emblemas para significar que la educación en la niñez es el camino de la gloria en la robusta edad (p.99), pues más vence el ingenio que la fuerza (p.37)
Tras la muerte de Anfitrión, Hércules casó con la hija del nuevo rey Creonte llamada Mégara. La unión fue poco feliz ya que Lisa, La Furia de la rabia, fue enviada por Juno (diosa del Olimpo a la que Júpiter fue infiel para concebir a Hércules). Hércules preso de una gran locura confundió a sus hijos con los de Eristeo y los mató.
Por ello el héroe abandonó el país dirigiéndose a la Argólide donde por el espacio de doce años, su primo Eristeo lo sometió a los penosos doce trabajos.
Los doce trabajos de Hércules
  •              El Léon de Nemea.
El León monstruoso, hijo de Ortro y Equidna y nieto de Tifón, asolaba la región de Nemea. Su piel, a modo de trofeo tuvo que llevar a Euristeo. El Léon tenía en su cueva doce accesos que lo hacían invulnerable, por ello el héroe taponó una de las entradas y no pudiendo exterminar a la fiera con flechas tuvo que hacerlo con sus propias manos. Esta piel le servía a modo de escudo contra las armas de los enemigos pues, como cuenta Teócrito, ni el hierro ni el fuego la podían rasgar.
      Lorenzo de Zamora y Pérez Moya, nos dicen de esto: Esto denota que luego que uno fuere iniciado en la virtud, ha de apaciguar y matar el más fuerte de todos los monstruos, que es la soberbia y el furor de ánimo, que este es el león Nemeo, que se apacienta en el bosque del poco sufrimiento y poco saber de nuestro ánimo, que destruye los ganados de todas las virtudes (II, IV, V).
  • La Hidra de Lerna.
La Hidra era un ser monstruoso, una serpiente de nueve cabezas nacida de Tifón y Equidna. Vivía en un pantano junto a Lerna en el Peloponeso destruyendo ganados y cosechas. Cada vez que le cortaban una cabeza le salían dos. Pudo exterminarla gracias al fuego valiéndose de tizones ardientes. Una vez muerta introdujo sus flechas en la sangre del monstruo para envenenarlas. Se considera como la victoria sobre la lujuria.
  • El Jabalí de Erimanto.
Este animal tenía su guarida en el monte Erimanto, próximo a Arcadia y asolaba el territorio de Psófide. Tras capturarlo vivo, fatigándolo en su carrera, lo trasportó a hombros ante Euristeo quien, tras verlo, se aterrorizó de tal manera que tuvo que ocultarse en una vasija de bronce. Fernández de Heredia nos dice en sus Emblemas que los mayores monstruos son los que cría la venganza y a estos nos los vence el hombre con la fuerza, sino con el sacrificio, nunca con el furor y siempre con la constancia (p.170).

  • La Cierva de Cerinia.
      Euristeo ordenó a Hércules que trajera viva la cierva, consagrada a Diana, que vivía en el monte Cirineo y que tenía la cornamenta de oros y los pies de bronce. La capturó en el rio Ladón tras perseguirla más de un año. Fernández de Heredia nos propone en sus emblemas que siempre es más necesaria la paciencia que el valor, pues hay conquistas que parecen pequeñas y en realidad son muy grandes (p.178) 

  •   Las aves del Lago de Estínfalo, también llamadas Harpías
Este lago se encontraba próximo a la Arcadia y estaba repleto de aves monstruosas que incluso no dejaban ver la luz del Sol. Son la imagen del engaño y la avaricia y disponían de uñas y pico de hierro. Su alimento era la carne humana. Hércules es eliminó a flechazos tras sacarlas del bosque mediante el ruido de unas castañuelas que el héroe fabrico. Fernández de Heredia habla por este Emblema de lo importante que es conocer el medio para alcanzar las cosas (p.189).

  • El cinturón de la reina Hipólita
Hipólita era reina de las Amazonas en Capadocia. Como distintivo de su poder tenía un ceñidor que le regalara Marte. Admete, hija de Euristeo, se prendó de este ornamento. Por ello Hércules recibió la orden de adquirirlo. Juno, movida contra Hércules desde su nacimiento, se disfrazó de Amazona y fue divulgando que el héroe quería raptar a la reina. Por ello las Amazonas se enfrentaron en Guerra contra Hércules que las venció.

  •   Los establos del rey Augias.
El rey de Elide, Augias (hijo de Helio), poseía numerosos rebaños entre los que destacaban doce toros blancos consagrados a Helio. Hércules se comprometió a limpiar los establos en un día a condición de que el rey le regalase la décima parte del ganado. Para lograrlo abrió las paredes del establo dejando pasar las aguas de los ríos Alfeo y Peneo a las que previamente desvió su curso. Fernández de Heredia nos dice en su Emblema que no siempre los empleos corresponden a la grandeza de ánimo, pues genios ocultos favorecen las acciones humildes que se desdeñarán al no ser provechosas (p.231).

  •  El toro de Creta.
Neptuno regaló un toro a Minos para que lo sacrificara en su honor, al no hacerlo, el dios del mar enfureció a la bestia. Hércules consiguió capturar al toro, pues debían presentarlo vivo ante Euristeo. Lo llevó en sus hombros hasta Argólide. Para Fernández de Heredia, el Emblema es la imagen de las victorias del héroe que sabe medir sus fuerzas ante los peligros (p.245)

  • Las yeguas de Diomedes
Diomedes hijo de Marte tenía unas yeguas que alimentaba de carne humana. Eran cuatro, llamadas Podargo, Lampón, Janto y Deino. Tras dar muerte a los guardianes, Hércules las capturó entregando incuso al propio Diomedes como pasto para sus animales. Fernández de Heredia considera por este Emblema la imagen de los reyes vanos, de quienes son injustos por su ambición y avarientos en su crueldad (p.254).

  • Los bueyes de Geriones
Geriones era un monstruo de tres cabezas que habitaba y reinaba en el occidente de Iberia. Poseía un rebaño de bueyes que custodiaba el pastor Euristión y el monstruo Ortro (hijo de Tifón y Equidna). Hércules solo pudo vencerlos sembrando la discordia entre ellos.

  •  El Cancerbero
Considerando Euristeo próximo el final de los trabajos de Hércules, le ordenó
Capturar al Cancerbero, para lo que necesitó la ayuda de Mercurio para penetrar en las cavernas infernales.  Plutón dio su permiso para llevarse al Cancerbero si Hércules le vencía con sus propias manos y una vez alcanzado su objetivo se lo llevo a Euristeo quien una vez más se ocultó en una jarra. Posteriormente lo devolvió a los infiernos.
La victoria tiene sui comentario en el libro VII de las Metamorfosis de Ovidio (409-419), para Sánchez Viana viene a significar la victoria del hombre sobre los instintos

  •  Las Manzanas de oro de las Hespérides
Euristeo ordenó a Hércules que buscara las manzanas de oro que Gea regaló a Juno en sus bodas con Júpiter. Las Hespérides eran tres, Egle (Resplandeciente), Eritia (Roja) y Hesperaretusa (Aretusa de Poniente), custodiaban las manzanas en el jardín que se localizaban en el extremo occidental del mundo Apolodoro. El héroe consiguió informarse de su localización gracias a la captura del dios profético Nereo.
Fernández de Heredia moraliza estos sucesos en uno de sus Emblemas para señalar que la ignorancia es tan grande como los Gigantes, pues no sabe vencer quien con una estratagema no se disfraza (p.345).